“El bicho” como bautizaron los españoles al COVID-19, ha provocado estragos en uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo, cuya capacidad se vio totalmente vulnerada ante un virus que se esparció silenciosamente por todo el país.
La batalla contra el bicho ha cobrado ya la vida de más de 26.000 personas.
Apenas unas semanas antes España estaba celebrando carnavales, partidos de fútbol y conciertos. La evolución de la emergencia en la península ibérica tuvo un ambiente previo de tensión, incertidumbre e incredulidad.
A principios de febrero la comunidad asiática denunciaba incidentes racistas y xenófobos, la gente no utilizaba mascarilla por ser reacios y los medios comenzaban a dar repercusión a la situación en Italia.
El coronavirus ya era el tema de conversación en los bares, hogares y lugares de trabajo, ya sea para reírse o para preocuparse, el virus era un tópico presente desde hacía varias semanas. Aún así el país se vió totalmente desprevenido ante el nivel de la emergencia.
El descuido fue impactante, días antes de declarar el Estado de Alarma el gobierno español insistía reiteradamente que todo estaba bajo control. Fernando Simón, Director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad, declaraba que “en España no hay coronavirus y por ende no existe riesgo de infectarse (…) la ansiedad social que se está generando está un poco fuera de lo razonable”.
El primer caso positivo en la península sería un periodista deportivo que viajó a Milán el 19 de febrero a cubrir el partido de fútbol de la Champions League, Atalanta - Valencia. Evento que los expertos catalogaron como una “bomba biológica”, señalando que con casi 46 mil asistentes probablemente “todos hayan sido contagiados”.
El 8 de marzo se celebraba el Día de la Mujer con actividades alrededor de todo el país, el gobierno español buscaba reivindicar su compromiso con los movimientos feministas y apoyó la organización de marchas multitudinarias en todas las provincias. Cuando a Fernando Simón se le cuestionó si no habría que evitar ese tipo de aglomeraciones él respondió “yo no voy a decirle a nadie lo que tiene que hacer pero si mi hijo me pregunta si asistir le diré que haga lo que quiera”. Solo en Madrid participaron más de 120 mil personas en la marcha. Apenas un día después, el 9 de marzo, la capital se declara en alerta y 5 días después España entera comienza un confinamiento estricto para el que nadie estaba preparado.
Miles de turistas se vieron obligados a abandonar el país, la conmoción fue tremenda, el pánico inminente y el gobierno se vio envuelto en el ojo del huracán.
Comienza el confinamiento
Si algo hay que poner en valor es la actitud de la sociedad española ante la emergencia sanitaria. Una situación inédita y compleja llegaría a cambiar la vida de los más de 45 millones de habitantes que residen en este país. Una nación que ya vivía bajo cierta fragilidad política y económica se encontró ante una crisis que inmediatamente provocaría una avalancha de despidos y cierres de negocios. A pesar de la tragédia, la sociedad española se unió con determinación y optimismo para frenar la curva de contagios y batallar contra el bicho.
Un sentimiento de comunidad se generó desde el primer día y las muestras de apoyo, solidaridad y agradecimiento al personal sanitario y a las fuerzas de seguridad se vieron reflejadas cada día en los balcones y ventanas a través de aplausos y mensajes de ánimo. Artistas, deportistas y personalidades de todos lo ámbitos se unieron a la causa.
La batalla se libra en los hospitales
En esta batalla el personal sanitario se enfrenta en la primera fila.
Entre estos héroes ya hay más de 30 que han perdido la vida combatiendo el COVID-19. España es el país con más personal médico y sanitario infectado por el coronavirus, según el Ministerio de Salud, representan el 20% de los contagiados en el país (más de 41.300).
La falta de equipo de protección fue el mayor reto que enfrentaron los sanitarios. El gobierno realizó varias compras de cargamentos de mascarillas, guantes, test y otras herramientas procedentes de China que resultaron defectuosas o que no cumplían con los parámetros de seguridad. La ayuda tardó en llegar.
El sistema sanitario público y privado del país se unificó para luchar contra esta pandemia pero rápidamente se vió desbordado por el alto número de ingresados en unidades de cuidados intensivos. Un factor que pudo ser determinante en esta crisis es que España es el país más envejecido de occidente, la población mayor de 65 años supera los 9 millones de habitantes (representa cerca del 20% de la población). En España son más de 5,300 las residencias que albergaban a más de 300 mil adultos mayores, la situación que se vivió en estas instituciones fue aterradora.
A día de hoy las víctimas mortales en residencias de ancianos superan las 16.000 y representan aproximadamente el 70% de los fallecimientos por COVID-19 en España. Algunas asociaciones señalan que la información en las residencias siguen siendo muy inconsistentes y las cifras podrían ser mucho más altas.
Tras casi 50 días de batalla, gracias al confinamiento y a la colaboración de todos los sectores la curva se ha doblegado y el panorama es mucho más claro. Sin embargo, el país está muy consciente de que la crisis no ha terminado y los riesgos de un rebrote o de una segunda oleada son reales.
Aún es demasiado pronto y es muy complejo determinar cuántas personas realmente han muerto por el COVID-19, pero cabe destacar que durante esta crisis el personal sanitario ha atendido a más de 120 mil personas en los hospitales y gran parte de ellos no hubieran sobrevivido sin esta atención.
El mes de mayo brinda nuevas esperanzas para los españoles. Durante la última semana de abril, el gobierno anunciaba las medidas del desconfinamiento y las pautas a seguir para alcanzar lo que denominan como "la nueva normalidad".
El plan de desconfinamiento consiste en un proceso de 4 fases, se manejara por regiones y cada fase durará dos semanas. Se avanzará a la siguiente o se retrocederá a la anterior en función de la situación epidemiológica.
Desde hoy, 2 de mayo, los españoles dan inicio a la primera fase. Pueden volver a dar paseos y hacer deporte de manera individual durante horarios determinados y con restricciones en la distancia. La próxima semana probablemente se podrá acudir a determinados comercios, como peluquerías, centros de fisioterapia y restaurantes con mesas a pie de calle. Los desplazamientos a otras provincias será lo último que se permitirá y se estima que esa fase podría alcanzarse a finales de junio.
La cautela y el distanciamiento es la base fundamental de este desconfinamiento ya que las cifras de muertes sigue siendo de cientos al día. El pueblo español aún tiene un largo camino por recorrer.
La nueva normalidad será ese camino de transición para que España encuentre un balance político, económico y social hasta que se desarrolle una vacuna contra el COVID-19 y el mundo pueda alcanzar ese regreso tan deseado a la verdadera normalidad.
Es muy pronto para celebrar ya que las consecuencias económicas son catastróficas y complejas, pero de momento la primera fase de desconfinamiento brinda un gran alivio para muchos.
Lo que queda claro es que este periodo de confinamiento tan inédito quedará marcado en la memoria de todos los ciudadanos, es un capítulo más en la intensa historia de este país.