Tokio es la ciudad más poblada y densa del planeta. Con 36 millones de personas en su área metropolitana y más de 15 millones en su zona central, ostenta también el título de la ciudad más luminosa.
Con estos rankings cualquiera podría pensar que es un caos, pero al contrario, es también una de las ciudades más limpias, ordenadas y seguras del mundo. Algo que solamente se puede explicar por la autenticidad de la cultura japonesa.
La capital nipona es una ciudad de características singulares. Un ejemplo de ello es su estación de metro Shinjuku que ostenta el récord guinness como la estación más transitada del planeta.
La vida nocturna de Tokio se convierte en un espectaculo peculiar por sus altas luces saturadas, su ambiente, su gente, su afición a los karaokes, disfraces, juegos de máquinas y megatiendas.
La historia de Tokio es extensa, compleja e incluso misteriosa. Es una ciudad habitada desde el siglo III a.C pero no siempre fue la capital del imperio japonés. La isla de Japón fue durante siglos una región mística que no tuvo un contacto directo con el resto del mundo hasta el siglo XVIII.
Las mitológicas aguas de la isla de «Cipango» como la había bautizado Marco Polo durante sus expediciones en China, eran según las leyendas un sitio prohibido con «tejados y avenidas de oro», donde habitaban «dragones de tres cabezas» y algunas exuberancias más. El mito perduró y la obsesión de los exploradores fue tal que Cristóbal Colón emprendió su travesía tratando de encontrar esa misteriosa isla. Uno de los grandes hitos de la historia es que el explorador murió convencido de que sus hazañas lo había llevado a descubrir Cipango, cuando en realidad la isla alcanzada era Cuba.
Siglos más tarde Japón experimenta una revolución política y social que abre sus puertas a la modernización. En estos años se traslada la capital de Kioto a la ciudad de «Edo», hoy en día Tokio, cuyo nombre significa «Capital del Este».
Japón fue uno de los países que más sufrió las consecuencias de la segunda guerra mundial. No solo por las bombas nucleares que destruyeron Hiroshima y Nagasaki, la capital japonesa también se redujo a escombros debido a constantes bombardeos estadounidenses. Cuando todos pronosticaban una enorme decadencia en el país, en los años 50 y 60 ocurre el llamado «milagro japonés», el mayor crecimiento económico en menor tiempo tiempo que el mundo había presenciado.
Japón pasó en menos de 20 años de ser un país totalmente devastado a ser la primera potencia mundial. Esto gracias a su espíritu guerrero, su pasión por la perseverancia, el orden, la eficiencia, el valor y respeto a su propia cultura.
Hoy en día Tokio es una ciudad moderna y deslumbrante. Mientras la vida nocturna de cualquier capital occidental se vive en bares y discotecas, Tokio se viste de rascacielos elegantes, galerías nocturnas, cenas animadas, festivales de sake, puestos de comida callejera, salones de juegos, tiendas de todo tipo y rincones de fantasía.
La capital nipona no solo es una ciudad moderna y deslumbrante, también es un centro de tradiciones y de belleza cultural milenaria, la comida en la calle, los ritos religiosos y las actividades folklóricas son abundantes, divertidas y sumamente interesantes.
Sin lugar a duda, no alcanzarian las palabras para describir todo lo que la cultura japonesa ostenta y ofrece al mundo. Tampoco existe fotografía que pueda enmarcar lo maravillosa e impactante que es Tokio, una de las grandes capitales del mundo.